"Cuando
mi hijo escuchó por primera vez se rió y lloró", la historia de un niño
sordo que hoy es trilingüe.
Roberta Jawerbaum es psicóloga y
artista plástica. A Milo, su tercer hijo le diagnosticaronhipoacusia
neurosensorial severa profunda bilateral. Cuando tenía un año y medio
le hicieron el primer implante coclear en un oído y luego, al año siguiente, le
implantaron el segundo. Después de mucha rehabilitación, Milo, que hoy tiene 11
años, puede escuchar y va a una escuela trilingue. Por su parte, Roberta se
dedica a ayudar a otros padres que transitan su misma situación.
"Me enteré que mi hijo no oía con
el resultado del primer estudio de otoemisiones acústicas que le realizaron al
nacer en el sanatorio. Entonces, empezamos a realizar muchos otros exámenes
para buscar el diagnóstico". Así comenzó a relatar su historia
a Roberta Jawerbaum, psicóloga y autora de El libro que no
encontré cuando supimos que nuestro hijo era sordo, el inicio del camino
que recorrieron desde el 2007. "Antes de que nuestro hijo cumpla los 3
meses iniciamos un tratamiento con una fonoaudióloga para que lo
estimule.Nosotros sabíamos que no escuchaba pero desconocíamos cuánto.
Tampoco sabíamos si era únicamente sordo o tenía otros problemas. Nos costó
mucho llegar a un diagnostico", explicó.
Hasta que se tiene el diagnóstico
exacto, la desinformación es algo muy habitual en el camino de
los padres que tienen un hijo con una discapacidad. El caso de Roberta no fue
la excepc ión. "Teníamos mucha desinformación de los médicos que decían
que no podíamos tener un diagnóstico certero de hipoacusia porque aún era un
bebé y las vías auditivas podían estar inmaduras. Sin embargo, yo no me quedé
tranquila. Empecé a buscar en internet (algo que todos los profesionales nos
desaconsejaban) y allí encontré que, aún siendo tan chiquito, se podía
diagnosticar y que el tiempo corría en nuestra contra porque todo lo que tenga
que ver con la audición, agarrado a tiempo, tiene muy buena evolución. En
los primeros años de vida, cada mes que pasa juega en contra de la
rehabilitación", contó Jawerbaum.
Llegar al diagnóstico fue muy
difícil. "Pensamos que podía ser un tema neurológico porque los estudios
daban diferentes resultados. Pero nos enteramos de que tenía una neuropatía que
es una complicación más común de lo que se conoce y consiste en que los nervios
auditivos no funcionan bien, entonces por momentos parecía que escuchaba y por
momentos no. Finalmente, nos dijeron que nuestro hijo tenía hipoacusia
neurosensorial severa profunda bilateral", recordó la mamá de
Milo".
A los 3 meses, Milo fue equipado con
los primeros audífonos. "A pesar de que eran muy potentes, no le
alcanzaba para escuchar bien. Igualmente, los usó durante 8 meses. No era fácil
ponerle un audífono a un bebé porque chifla cuando acopla y le molestaba",
afirmó Roberta.
Los implantes
cocleares
Finalmente, al año y 5 meses pudieron
acceder al implante coclear de un oído, y a los dos años y ocho meses de su
hijo se realizó el segundo. "Con el implante no se garantiza que el
nene hable o entienda. Es muy importante la habilitación auditiva verbal.
Es un entrenamiento porque sino, aunque el sonido entra a la cabeza, no quiere
decir que se lo entienda. Hay que aprender a escuchar y hablar con un implante.
La audición no es solo el oído, sino como el cerebro procesa ese sonido que
ingresa", aseguró la psicóloga.
"La primera vez que Milo
escuchó fue muy emocionante y muy fuerte porque es un momento que lo
esperas un montón. En general, los chicos lloran, se asustan y a algunos les
duele porque el paso de la energía a través de implante puede molestar. Cuando
mi hijo escuchó por primera vez se rió un poco, lloró y también se escondió.
Fue sumamente emocionante".
Fuente:www.infobae.com
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