domingo, 27 de enero de 2019



Problemas auditivos: 9 claves para detectarlos en bebés y niños






La detección temprana es decisiva para evitar problemas futuros en el desarrollo del lenguaje y las capacidades cognitivas. Las señales de alerta para los padres.

Muchos niños con problemas de audición son diagnosticados en la etapa escolar, incluso si ya nacieron hipoacúsicos. Problemas como la falta de atención, retrasos en el lenguaje o en el aprendizaje -con respecto al resto de la clase- pueden ser signos de una hipoacusia sin diagnosticar.


Por esta razón, es de suma importancia que los bebés al nacer sean chequeados para determinar tempranamente su capacidad auditiva, para así brindarle el tratamiento que necesitara en forma rápida y oportuna. El screening auditivo es un estudio que se realiza de manera obligatoria cuando nace un bebé. Sin embargo los padres también deben estar atentos para hacer un chequeo siempre que el niño presente algún síntoma de que su audición pueda estar comprometida.

Actualmente se sugieren chequeos auditivos al entrar al colegio en etapas pre escolares. Además, realizar un seguimiento específico a aquellos niños que, por antecedentes familiares o personales, corren riesgo de padecer hipoacusia.

El impacto de la pérdida depende de la detección temprana, por eso se debe llevar un control en la audición de los niños.




Las causas más habituales están relacionadas con trastornos del habla que se observan en los niños, así como también sospechas de hipoacusia, especialmente alrededor de los 12 meses, en caso de una hipoacusia congénita y en edad preescolar por hipoacusias producidas por otitis u otros problemas de congestión del oído.

En el caso del habla, la primera consulta se da entre el primer y segundo año de vida, en tanto se lentifica la adquisición del lenguaje. También se dan las consultas por problemas de pronunciación, que se hacen evidentes en la época del jardín de infantes, donde el niño no logra comunicarse del todo bien con sus pares.

Los padres deberían prestar atención a las respuestas del niño ante el estímulo auditivo y este tipo de reacciones son diferentes de acuerdo a la edad:


La mayoría de los lactantes recién nacidos se sobresaltan o "asustan" ante los ruidos fuertes y repentinos.
A los tres meses, un bebé por lo general reconoce la voz de los padres.
A los seis meses, por lo general un lactante puede mirar o girar la cabeza hacia el lugar desde donde proviene un sonido.
Es frecuente que, a los 12 meses, un niño pueda imitar algunos sonidos y decir unas pocas palabras, como "mamá" o "adiós".

A medida que el bebé crece hasta convertirse en un niño pequeño, los signos de pérdida de audición pueden incluir:

Limitaciones en el habla, habla deficiente o falta de habla
Falta de atención frecuente
Dificultades de aprendizaje
Necesidad de subir el volumen del televisor
Falta de respuesta al nivel ruido conversacional o respuesta inadecuado

Por ello es importante realizarse un estudio de emisiones otoacusticas.
En el caso de los niños prematuros (aquel bebé que nace antes de la semana 37), según estadísticas del Ministerio de Salud de la Nación y Unicef, en la Argentina nacen alrededor de 8 mil niños con menos de un kilo y medio de peso. De esos bebés, 2 mil pueden quedar con alguna secuela, entre ellas, la sordera.

Un bebé prematuro que pesa menos de un kilo y medio tiene una mayor exposición a un daño de las vías auditivas, lo cual puede ser determinado a través de potenciales evocados.

Fuente: www.infoacufenos.com


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