martes, 24 de noviembre de 2020

¡Oigo, pero no entiendo!

 

La capacidad auditiva tiende a disminuir conforme pasan los años y la comprensión de las palabras se hace menos precisa.


Esto se debe no sólo a un déficit cuantitativo de la audición, sino a un déficit cualitativo, es decir, se ve afectada la calidad de audición del individuo, no sólo la cantidad.

 A menudo los pacientes usuarios de audífonos que están satisfechos con los beneficios que éstos les aportan pero les gustaría mejorar aún más su capacidad de comprensión, sobre todo en ambientes complicados de escucha y de mayor exigencia. En estos casos, además de la adaptación de audífonos adecuados a la pérdida de audición es necesario realizar un entrenamiento auditivo que le permita mejorar la calidad de audición.

 El objetivo del Entrenamiento Auditivo es enseñar y entrenar al usuario a captar e interpretar correctamente los sonidos en diferentes situaciones.

 De esta manera se ayuda a mejorar la comprensión de los sonidos del lenguaje, logrando una mayor tolerancia y aprovechamiento de los audífonos, y una disminución de la distorsión.

 Al igual que ejercitamos nuestro cuerpo para que continúe manteniendo sus facultades de fuerza, agilidad y movimiento, el sistema auditivo necesita una correcta estimulación y entrenamiento para mantener su capacidad de discriminación en interpretación de los mensajes sonoros, incluso en ambientes ruidosos.

  ¿Quién realiza el entrenamiento?

Un logopeda especializado en audiología y audioprótesis.

 ¿En qué consiste?

En evaluar las dificultades específicas de cada paciente y realizar una rehabilitación de acuerdo a sus necesidades a través de sesiones individualizadas en las se trabajan las distintas habilidades auditivas.

 ¿Qué se puede lograr a través de este entrenamiento?

Menor fatiga auditiva y mayor confort de audición.

Mayor aceptación y rendimiento de los audífonos.

Óptima programación de los mismos a partir de la identificación de las dificultades específicas detectadas durante las sesiones.

Mejorar la identificación y discriminación de sonidos.

Mayor comprensión del habla

Mayor capacidad para entender en presencia de ruido.

Mayor tolerancia ante sonidos intensos.

Máximo aprovechamiento de los audífonos.

Y además, MANTENER NUESTRO CEREBRO ACTIVO EVITANDO QUE EL COMPROMISO DE LAS FUNCIONES COGNITIVAS COMO CONSECUENCIA DE UNA HIPOACUSIA.

Fuente: Rvalfa.com


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