miércoles, 10 de octubre de 2018

Audiometría


Audiometría

La audiometría es una prueba que evalúa el funcionamiento del sistema auditivo, que permite determinar la capacidad de una persona para escuchar los sonidos y la fase del proceso de audición que está alterada.


La audiometría es una prueba que permite conocer la capacidad que tiene una persona de escuchar los sonidos. Evalúa así el correcto funcionamiento del sistema auditivo humano. Una correcta audición es un proceso que sigue estos pasos:

Recepción de los sonidos en el pabellón auricular u oreja, que nos ayuda a diferenciar desde dónde se emite un sonido.
Paso del sonido a través del conducto auditivo.
Choque del sonido en el tímpano, que le hace vibrar como si fuese un tambor.
Transmisión de la vibración por la cadena de huesecillos, que conectan el tímpano con la cóclea.
Conversión de las vibraciones a impulsos eléctricos nerviosos en la cóclea.
Interpretación de las señales neuronales en el cerebro.
Una audiometría no nos dirá exactamente qué fase del proceso de la audición no funciona correctamente, pero sí nos indica si la audición está alterada en la parte de la transmisión del sonido o vibraciones (sordera de transmisión) o en la parte más relacionada con el sistema nervioso (sordera neurosensorial), lo que ayuda mucho a decidir el tratamiento más efectivo.

Para realizar la prueba se utilizan sonidos modificados en su intensidad y tono. La intensidad es el volumen que tiene un sonido y se mide en decibelios; y el tono hace referencia a lo agudo o grave que se escucha un sonido y se mide en hertzios. Los sonidos que puede escuchar el ser humano tienen 20-150 dB (a partir de 85 dB se pueden dañar los oídos) y 20-20000 Hz.

Cuándo se hace una audiometría


Se recomienda realizar una audiometría a todas las personas en las que se sospeche una pérdida de audición, lógicamente. También hay etapas de la vida en las que, aunque no haya una sospecha clara de hipoacusia, se recomienda someterse a una audiometría para detectar una pérdida de audición a tiempo. Es conveniente realizar una audiometría en los siguientes casos:

Recién nacidos: a día de hoy entre las pruebas médicas a los recién nacidos se incluye un tipo especial de audiometría basada en los “potenciales evocados”; esto son reflejos que nos indican si un bebé oye o no sin necesidad de que tenga que decírnoslo él. Gracias a esta prueba ha disminuido notablemente el número de sordomudos de nacimiento en nuestra sociedad, porque se les puede implantar a tiempo una cóclea artificial.
Mayores de 65 años: aun sin sospecha de sordera, se recomienda realizar esta prueba a todos los mayores de 65 años para detectar a tiempo déficits de la audición. Si la prueba es normal, se recomienda repetirla cada 3-5 años.
Sospecha de sordera: cualquier persona a cualquier edad puede sufrir sordera temporal o permanente por diferentes motivos. La audiometría ayuda al diagnóstico de la hipoacusia y orienta hacia la causa de la misma.
Tras enfermedades de riesgo: la meningitis, sobre todo en niños, los traumas craneoencefálicos y las otitis extensas son las causas más habituales de sordera que se producen como secuela de enfermedades o accidentes. Se recomienda vigilar la audición en todos estos casos.
Otros: la toma de medicamentos que dañan el oído (gentamicina, por ejemplo), o la ruptura del tímpano (por usar bastoncillos de limpieza o tras un ruido muy fuerte), son también frecuentes causas de hipoacusia, y el paciente se puede beneficiar de una audiometría.

Fuente: www.webconsultas.com


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